martes, 29 de marzo de 2011

Nuevas tecnologias de la informacion y comunicacion en el mundo 5ta entrada

 
Globalización, nuevas tecnologías y comunicación
Victor Marí Saez
mailto: tecnosoc@terra.es
El presente artículo es una síntesis de las ideas desarrolladas en MARÍ SAEZ, Víctor Manuel: "Globalización, nuevas tecnologías y comunicación". Ediciones de la Torre. Madrid.1999
En este documento ofrezco algunas reflexiones puedan permitir analizar las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación desde una perspectiva socioeconómica. En las ciencias sociales y naturales se constata que hay una estrecha interdependencia entre unos saberes y otros, entre unos acontecimientos sociales y otros. Todo está unido, todo está relacionado con todo. En el campo de la tecnología y la sociedad también se puede partir de este principio de la interdependencia. Las tecnologías de la información y el sistema social en el que surgen no se pueden estudiar por separado, prescindiendo del contexto social en el que se insertan, si queremos tener una visión integral.
Las tecnologías y la sociedad en el que se insertan están estrechamente conectadas, no se pueden entender una sin otra. Como dice Marcuse, la tecnología es un proyecto histórico-social en el que se proyecta lo que una sociedad, y los intereses en ella dominantes, tienen el propósito de hacer con los hombres y con las cosas. La tecnología visualiza lo que una sociedad es, a un nivel concreto y también a un nivel metafórico. Internet es, tal y como ha reflexionado Manuel Castells, una metáfora de la sociedad-red de nuestros días, así como el reloj es una metáfora de la sociedad fordista de la Segunda Revolución Industrial.
Sin embargo, hay unas miradas a la tecnología que dificultan su comprensión integral, histórica y crítica. Destaco, principalmente, tres: las miradas
tecnofóbica y tecnofílica, la mirada descontextualizada y la mirada instrumental.
Vayamos por partes. Desde la primera mirada, tecnofobia y tecnofilia, percibimos un alto nivel de carga emocional, de signo contrario, que dificulta la actitud crítica y reflexiva; para los tecnofóbicos la tecnología destruye la vida social y crea una cultura sin fundamentación moral. Por el contrario, los tecnofílicos piensan que la tecnología es una amiga, que hace que la vida sea más limpia, más larga, más feliz (POSTMAN, 1994,10). Exaltan desmesuradamente las dimensiones positivas de la tecnología. Para ellos, innovación tecnológica es siempre sinónimo de desarrollo, progreso, felicidad.
La segunda mirada, que llamo
"descontextualizada", ve las tecnologías como algo independiente de los procesos económicos y sociales, como nacidas por generación espontánea. Los inventos tecnológicos, desde esta perspectiva, parecen los frutos de mentes ingeniosas a las que, en cada época, se les ocurre de repente fabricar una máquina de vapor, un motor, la electricidad, Internet… 1
Esta mirada descontextualizada e ingenua hacia la tecnología se olvida de que junto a los productos que surgen en un momento dado están los procesos que han hecho posible llegar hasta esa meta. Producto y proceso van unidos, tejiendo una red compleja de ensayos y errores, de búsquedas continuas y de un diálogo permanente entre las innovaciones tecnológicas y las necesidades y aspiraciones sociales, culturales y económicas de un periodo histórico.
En tercer lugar, la mirada instrumental hacia la realidad dirige la atención hacia los modos de producir más y mejor en el menor tiempo posible. Siguiendo a Habermas, la ciencia moderna está orientada por el interés. Descubre las estructuras de lo real, crea la arquitectura del saber, para luego someterlo a una operación práctica, teniendo como meta el progreso, el crecimiento industrial y el lucro. La técnica abstrae el espíritu de las gentes en el cómo para ocultar la temible cuestión del por qué (BRUNE, 1998:21). Planteado en forma de pregunta, ¿por qué orientar las energías y los medios de una sociedad en una dirección y no en otra?.
La revolución tecnológica actual nos sitúa ante una tremenda contradicción: cuando la Humanidad ha conseguido un desarrollo tal que es posible erradicar el hambre y las enfermedades que han asolado al ser humano desde los inicios, cuando es posible técnicamente que todas las personas del planeta vivan con las necesidades básicas cubiertas, constatamos que las desigualdades entre el Norte y el Sur se agrandan cada vez más en lugar de disminuir. El actual desarrollo tecnológico es potencialmente positivo, pero al insertarse en el sistema económico capitalista y al regirse bajo la lógica neoliberal, genera altos grados de exclusión social (PNUD:1999).

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